Llegué al portal de mi casa después del colegio, había un papel enganchado en la columna entre los dos ascensores, allí se leía:
LA SRA. MARIA DE LA FAMILIA GARCÍA DEL 1oº
ESTÁ MUY GRAVE EN EL HOSPITAL .
¿Me habían vuelto a engañar? ¡seguro que si! La última vez que vi un cartel como ese, era de mi vecino, un par de meses atrás, mi vecino no estaba grave, había fallecido.
En el cartel hablaba de mi abuela, me sentía estafada, ¿a quién se le había ocurrido dar la noticia, así? porqué no me lo había dicho mi madre, llegué llorando a mi casa, no había nadie, la vecina me esperaba, justamente a ella era a la que se le había muerto el marido.
Me dijo - no llores, bonita, tu abuela seguro que vuelve a casa pronto-, seguí llorando, y pensando en mi vecino y en mi abuela, en los paralelismos, cuando pusieron el primer cartel no había solución, ya había pasado.
Esperé y esperé a mis padres, no se cuanto tiempo, puede que una hora, puede que dos o toda la tarde.
Llegó mi madre, me dijo que la abuela estaba en el hospital. Le dije gritando- ¡no me mientas, soy mayor!, no me des esperanzas, porque después será peor -.
Esa vez era verdad, mi abuela volvió a casa.
Se pasaba el día en la cama, ¡con lo activa que había sido siempre!. Allí a su lado, me quedaba yo, escuchando las historias de sus andanzas. Madre de seis hijos, practicante (la que ponía las inyecciones en su pueblo), agricultora, vendedora de fruta, poetisa, ... cuando se iba en el mulo cada dos noches, en tiempo de fruta, a vender su fruta a la plaza de un pueblo más grande a muchos km de distancia, y se pasaba toda la noche yendo en su mulo para llegar a primera hora de la mañana. Pasando por las calles de su pueblo antes de meterse por los atajos, era cuando salia la gente a la calle a decirle o encargarle:
-¡Mariquilla!, traéme una bovina de hilo blanco.
- ¡Vale!, contestaba ella. Siguiendo el camino sin parar. Salia otro.
- ¡Mariquilla!, a ver si te puedes pasar por la casa de mi hija Carmen, y le das este hatillo que he hecho unos roscos muy buenos.
- ¡Mariquilla!, acuerdate que mañana es el último día, de la inyección de mi Manolillo.
-¡Mariquilla! le dices a mi "cuñao" ...
Y así todas las noches, llevaba uno u otro encargo
Volvía a la tarde del día siguiente, traía los encargos y hablaba de cómo estaba uno o otro.
-Encarna, he visto a tu hijo Serafín, dicen que están bien, que te envía muchos besos.
... Continuará
Comentarios El cartel del ascensor (capítulo 1)
Muchos besos estrellados Wendi
P.D: Gracias por pasarte por mi blog
muchas gracias por volver a estar aquí, veo que aprenderé mucho con vosotros.
Lo que queía escribir y lo que finalmente he hecho, no tenía nada que ver. No se como me lo montaré para volver a la história inicial, o no, y si lo acabaré en el próximo.
Si hay una próxima vez, intentaré dejarte intrigada para que no puedas ni dormir, jajajajaja.
Por cierto, que me has dejado alucinada, con unos cuantos tuyos que he leido, no pensarba encontrarme tanto nivel.
Un beso
Wendy